lunes, 25 de agosto de 2008

Interjecciones

Por Ángeles Álvarez Moralejo
Siempre se ha considerado a este tipo de palabras como partes de la oración invariables, esto es verdad, pero pienso que no se debería hablar de palabras y meterlas en el mismo cajón de los adverbios, preposiciones y conjunciones. Lo más correcto sería considerarlas oraciones completas, que se han reducido a la mínima expresión debido a la carga de economía lingüística que las ampara.
Cuando decimos ¡Oh!, ¡Ja!, ¡Olé!, ¡Uh!, ¡Ah!, ¡Eh!, etc. en realidad estamos expresando no sólo un único contenido, sino que dependiendo de la situación en que las expresemos, podemos dar contenidos variados, bien de sorpresa, miedo, duda, incredulidad, temor, admiración, ironía, rechazo, alegría, etc.
Veamos algunos ejemplos:
¡Oh! ¡Qué bonito!, (expresa sorpresa o admiración). En realidad estamos diciendo: Nunca he visto nada tan bonito. Estoy muy sorprendido con lo que estoy viendo.
¡Ja! Puede expresar ironía, rechazo, burla, etc.
¡Ja! No me tomes el pelo.
¿Que te casas el próximo mes? ¡Ja! Y ¿con quién?
¡Ja, ja, ja, ja! Cuando la damos repetida, es la onomatopeya de la risa.

Así podríamos dar ejemplos sin límite usando estas formas que sin duda forman parte la economía lingüística más extrema.

0 comentarios: