martes, 18 de agosto de 2009

Un sueño hecho realidad

Por Ángeles Álvarez Moralejo

¡Quién iba a decirme a mí hace la friolera de más de 24 años que me dedicaría a este quehacer de enseñar español a extranjeros! Cualquiera que hubiera osado en aquel momento comentar semejante "sinrazón" lo hubiera tachado de loco. Sin embargo los avatares de la vida te llevan, a veces, a configurar un destino irrevocable, no por ello peor que otras opciones.

Pues bien, en mis primeras lecciones como profesora experimenté el hecho de cocinar en casa de mis alumnas, pues allí era donde les daba la clase al carecer de lugar propio e, incluso, de identidad. Hispania Estudio-2 nació mucho después, cuando ya había pateado toda esta inmensa ciudad de norte a sur y de este a oeste, que era donde vivían diseminados mis estudiantes.

En cuanto los estudiantes aprendían a saludar, ubicar las cosas y tener nociones de cómo se conjugaba el tiempo presente, diccionario en mano que les ayudara, comenzaban a proponerme que les enseñara a hacer una tortilla de patatas, una paella, albóndigas, croquetas, gazpacho, sopa de ajo o cualquier plato que resultara comestible. Bien poco sabía yo entonces de cocina, pero tampoco, mucho de enseñar español, pues cuando sales de la universidad el tema pedagógico brilla por su ausencia. Sin embargo, igual que me atreví a enseñarles los primeros pasos en esto de la lengua, también lo hice con la cocina. Tengo que decir que muchas fueron las llamadas que hice a mi santa madre para que me diera una receta de las suyas.

¿En qué consistía la clase de cocina? Pues, en eso, en hacer un plato (el que tocara o el que propusiera el alumno en cuestión) delante del estudiante y entre fogones nos poníamos él y yo manos a la obra con sendos mandilones.

Me di cuenta de que aquello había sido un acierto, pues mis alumnas de entonces eran jóvenes casadas con ejecutivos japoneses que venían a España, obligadas por el destino que las empresas otorgaban a sus maridos y estaban condenadas a permanecer presas en sus domicilios, debido, principalmente, a no poder articular ni una palabra en español.

Cuando teníamos clase de cocina el día anterior les escribía una lista de cosas que tenían que comprar. Así se veían obligadas a ir al mercado y pedir 100 gr. de gambas, 250 gr. de pollo troceado, un cuarto de almejas, una rodaja de congrio abierto o de rape, etc. Claro está que con la hojita en mano iban dando cuenta de la lista al pescadero, carnicero, pollero, verdulero, etc. Con esta acción ellas comenzaban a romper el silencio que las esclavizaba en España, al menos durante las primeras semanas.

Ya en la cocina aprendían rápidamente tanto el nombre de los útiles de cocina, como de los ingredientes y productos usados para el plato a preparar; sin olvidar el significado de una ingente lista de verbos que se usan para tal menester culinario: hervir, cocer, batir, rehogar, freír, asar, escurrir, secar, picar, cortar, trocear, lavar, fregar, etc. etc. Expresiones del tipo "al vapor", " al horno", "a la plancha", "a fuego lento/rápido", etc.

Todo esto acabó cuando, con ayuda de la diosa Fortuna, decidí seguir enseñando español, pero en una escuela. Aquí no había cocina ¡qué pena! incluso algunas de aquellas mis primeras alumnas, a veces, me pedían que les hiciera albóndigas o croquetas, aprovechando los fines de semana.

Después de casi 20 años, en los que también les he explicado muchas recetas de manera teórica en clase y viendo la ilusión que les haría poder aprender a hacer todos eso platos típicos de nuestra cocina española "in situ", hemos decidido crear un aula-cocina con el nombre de Cocina Estudio-2.

No será una clase de cocina al uso, sino que deseamos que sea una clase de cultura gastronómica en la que los participantes podrán aprender muchas más cosas que exclusivamente cocinar. Contemplaremos el estudio de los productos, el clima y la geografía, además de su cultivo. Maridaremos los platos con los vinos adecuados y los cataremos. Aprenderemos, incluso, a poner una mesa dependiendo de las situaciones.

Aquel sueño se ha hecho realidad y gracias a aquellas alumnas no sólo aprendí a enseñar español sino también a cocinar, pero ahora queda un deseo: el de que salga todo como esperamos, para ello sólo necesitamos una cosa: participación y confianza en nuestro proyecto.

lunes, 10 de agosto de 2009

El Madrid más antiguo

Por sysifus

Aunque no lo parezca, Madrid es una ciudad milenaria. Sin embargo es bastante complicado encontrar en ella edificios o ruinas de más de 500 años. Esta entrada intenta listar todo aquello que supere el medio milenio.

Hospital de La Latina (s. XVI)

Portada del Hospital de La Latina, trasladada a la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid.

Fundado en 1493 por Beatriz Galindo, conocida como "La Latina", el edificio no fue terminado hasta 1508. Estaba situado en la esquina de la calle Toledo con la plaza de la Cebada. En 1908, debido a las obras de ensanchamiento de la calle, el hospital fue demolido, pero la portada, de estilo gótico, fue desmontada y años después se reconstruyó en la Escuela Superior de Arquitectura de Madrid, a unos cuatro kilómetros de su emplazamiento original. Actualmente el Teatro de La Latina y un edificio de viviendas ocupan el solar donde se ubicaba el hospital.

Iglesia de San Jerónimo el Real (s. XVI)

Fachada oeste de la Iglesia de San Jerónimo el Real.De lo que fue un monasterio levantado por orden de los Reyes Católicos hoy se conserva la iglesia gótica, que fue concluida alrededor del año 1505, y un claustro renacentista posterior, integrado en la ampliación del Museo del Prado conocida como el "Cubo de Moneo". Durante la ocupación francesa de 1808 el monasterio sufrió daños importantes, procediéndose a su restauración muchos años después, durante el reinado de Isabel II. La fisonomía de la Iglesia cambió bastante debido a la incorporación de dos torres en el ábside, que constituyen hoy su imagen más reconocible, asomando por detrás del Prado. No obstante, en la fachada oeste, mostrada en la foto, se intentó ejecutar una reconstrucción fiel.

Torre de Los Lujanes (s. XV)

Torre de Los Lujanes, vista desde la Plaza de la Villa. A su izquierda se aprecia la Calle del Codo.Levantada a principios del siglo XV, esta torre de estilo mudéjar es la edificación civil más antigua de Madrid que sigue en pie. Está situada en la plaza de la Villa, haciendo esquina con la estrecha y sinuosa calle del Codo, en la cual esconde una curiosa puerta con arco de herradura. Cuenta la leyenda que se usó como prisión de lujo para el rey Francisco I de Francia, aunque lo que sí es seguro es que en la misma, adosada a una casa señorial, vivió la familia Luján durante varios siglos. Más tarde, debido a su altura, se utilizó como estación del telégrafo, y después ha sido sede de diferentes sociedades. A mediados del siglo XIX sufrió una cuestionable remodelación que desvirtuó totalmente su aspecto, hasta que en 1910 le fue devuelto su estilo original.

Iglesia de San Pedro el Viejo (s. XIV)

Iglesia de San Pedro el Viejo, vista desde la costanilla de San Pedro.
Su torre mudéjar, claramente visible desde la calle Segovia o desde la plaza de La Paja, es lo más destacado de esta iglesia, y también lo más antiguo, ya que fue erigida a mediados del siglo XIV, siendo el resto de la edificación fruto de posteriores reformas y construcciones. Es bastante probable que fuese levantada sobre una antigua mezquita.

Ermita de Santa María la Antigua (s. XIII)

Ermita de Santa María la Antigua, fotografiada desde la calle de Monseñor Óscar Romero.
Originalmente fue la Parroquia de Carabanchel, pueblo que sólo desde hace unas décadas se convirtió en barrio anexionado a la ciudad de Madrid. En la actualidad es la capilla del Cementerio de Carabanchel. De la construcción original del siglo XIII se conserva la cabecera, el muro sur, con portada románica, y la torre mudéjar, sin duda lo más curioso del conjunto, por su delgadez. Carabanchel es un núcleo poblado desde tiempos de los íberos. Por ello no es de extrañar que durante unas obras de restauración se encontrasen en la ermita piezas arqueológicas prerromanas.

Iglesia de San Nicolás de Bari (s. XII)

Iglesia de San Nicolás de Bari, con su torre mudéjar a la derecha.
Escondida entre callejuelas próximas a la Calle Mayor se encuentra la iglesia más antigua de Madrid, toda vez que la de La Almudena fue demolida. Al igual que otras construcciones, es posible que fuese originalmente una mezquita. En cualquier caso, se trata de un edificio formado por elementos de diferentes épocas, siendo los más antiguos el ábside del siglo XV y la torre mudéjar, que data del siglo XII, aunque el remate superior, de estilo herreriano, es un añadido muy posterior.

Iglesia de Nuestra Señora de la Almudena (s. XII)

Restos del ábside de la Iglesia de Nuestra Señora de la Almudena.
Durante siglos la iglesia más antigua de Madrid, fue demolida en la segunda mitad del siglo XIX en el curso de las obras de ensanche de la Calle Mayor. En 1998, durante una remodelación urbanística, se encontraron restos del ábside, los cuales pueden observarse a través de una mampara horizontal en la calle Almudena, tal y como se ve en la foto.

Ermita de San Pelayo y San Isidoro (s. XII)

Ruinas de la portada de la Ermita de San Pelayo y San Isidoro. Detrás puede apreciarse la mole de la Torre de Valencia, situada al otro lado de la avenida de Menéndez Pelayo.
Esto es una pequeña trampa en esta lista, porque esta ermita románica no se construyó en Madrid, sino en Ávila. Estaba situada al sur de dicha ciudad, pero tras quedar en ruinas se vendió al Estado en 1884. Fue trasladada entonces a Madrid, concretamente a la calle Serrano, frente al Museo Arqueológico. En 1897 fue reubicada en el Parque del Buen Retiro, al lado de la Montaña Artificial, donde puede visitarse actualmente. Los restos incluyen la portada y el ábside.

Muralla cristiana de Madrid (s. XI)

Restos de la Muralla Cristiana, visibles en el número 17 de la calle del Almendro.
La muralla cristiana se construyó como continuación de la muralla musulmana. Tras el final de la reconquista, y sobre todo al convertirse Madrid en capital del Reino, la muralla fue demoliéndose paulatinamente, pero parte de ella pasó a formar parte de edificaciones posteriores. Por ello es bastante habitual que el interior o los sótanos de casas del Madrid de los Austrias escondan trozos de esa muralla: Plaza de Oriente, Plaza de Isabel II, Escalinata, Mesón de Paños, Espejo, Puerta Cerrada, Cava Baja, Almendro y Mancebos. La foto corresponde al trozo más largo que se conserva, visible desde la calle del Almendro a través de una verja.

Muralla musulmana de Madrid (s. IX)

Ruinas de la Muralla Musulmana en el Parque Mohamed I.
Esta muralla delimitó la ciudad durante la ocupación musulmana. Igual que en el caso de la muralla cristina, hoy sólo quedan algunas ruinas. A pesar de que fue declarada Monumento Histórico-Artístico en 1954, sus restos no se han respetado adecuadamente. Por ejemplo, un edificio de viviendas se construyó encima de un lienzo situado en la esquina de Bailén con la Calle Mayor. En 1996 se tiene constancia de que, además de hallar la Torre de los Huesos, cuyas ruinas pueden verse actualmente en el aparcamiento subterráneo de la Plaza de Oriente, se encontraron otros restos que fueron destruidos. Últimamente han aparecido otros elementos en la Plaza de la Armería, entre el Palacio Real y la Catedral de La Almudena. En cualquier caso, los restos más abundantes se encuentran al final de la Calle Mayor, a los pies del ábside de la Catedral. Hace unos años se habilitó un parque, llamado Mohamed I, que integraba esas ruinas, pero acabaron conviertiéndose en cobijo para vagabundos, llenándose de basura y excrementos. Actualmente el parque se ha cerrado para acometer una nueva remodelación.

Templo de Debod (s. II a. de C.)

El Templo de Debod en su ubicación actual.
Si lo de la ermita del Retiro es una pequeña trampa, esta es de las grandes. El Templo de Debod fue uno de los cuatro que Egipto regaló a diferentes países en agradecimiento por la ayuda prestada en el salvamento de joyas arquitectónicas que iban a desaparecer tras la construcción de la presa de Assuan. El lugar elegido en Madrid para su ubicación fue la Montaña del Príncipe Pío, que forma parte hoy en día del Parque del Oeste, muy cerca de la Plaza de España. En aquel entonces el lugar lo ocupaban las ruinas del Cuartel de la Montaña, que quedó destruido durante la Guerra Civil y no se volvió a levantar. La reconstrucción, concluida en 1972, no fue fácil, pero se consiguió recuperar elementos, como la fachada principal, que estaban prácticamente perdidos antes del traslado. De todos los monumentos de esta lista es, probablemente, el más visitado por los turistas, lo cual no deja de ser irónico.

Para terminar, incluimos un mapa con las localizaciones de los monumentos de esta lista, por si alguien quiere darse un paseo:

Ver El Madrid más antiguo en un mapa más grande

miércoles, 5 de agosto de 2009

... y las estrellas

Por sysifus

Habiendo encadenado una entrada sobre Sol y otra sobre la Luna, había una fuerza cósmica que nos impelía a hablar sobre las estrellas. Mas no lo haremos sobre las del cielo, salvo para referirnos a lo obvio: esas estrellas no tienen forma de estrella. EstrellasY, sin embargo, el símbolo estrellado, tan viejo como nuestra civilización, las representa. Las estrellas del firmamento son puntos, pero bajo ciertas condiciones, por ejemplo al entornar los ojos, podemos obtener la ilusión de que tienen brazos o puntas, igual que los equinodermos asteroideos, más conocidos como estrellas de mar (adivinen por qué).

Como ideograma, la estrella está presente en la iconografía desde tiempo inmemorial: la de cinco puntas era el emblema de los pitagóricos en la antigua Grecia. Y todavía hoy es la más prolífica, formando parte de la bandera de entidades tan dispares como la Unión Europea, la mayoría de los países comunistas, la Comunidad de Madrid, el Islam (junto a la media luna) o los Estados Unidos de América.

Al margen de otras acepciones más especializadas, estrella también significa destino o sino. De ahí el dicho "unos nacen con estrella y otros estrellados", que alude a la diferente suerte que nos deparan los hados, entendiendo estrellar como chocar violentamente, el uso más utilizado coloquialmente. Llama la atención, porque realmente no guarda demasiada relación con las estrellas. Por ello hay quien dice que su etimología, en este caso, podría ser más cercana al verbo estallar. Eso sí, cuando alguien se estrella, es probable que vea las estrellas, expresión que sí tiene un origen más claro: quien sufre un dolor fuerte y repentino puede llegar a ver chiribitas. En los cómics y dibujos animados tal circunstancia se representa con una retahíla de estrellas girando en torno a la cabeza del personaje agraviado.

Hace menos de un siglo, cuando el cinematógrafo había dejado de ser una curiosidad de feria para convertirse en entretenimiento para las masas, los protagonistas de las películas empezaron a cobrar importancia. En aquel entonces se empezó a usar el término estrella de cine para referirse a los artistas más cotizados. "More stars than there are in the heavens" fue el eslogan de los estudios MGM durante su época dorada. Debido a ello, el verbo estrellar tiene en inglés, además del significado original (cubrir con estrellas), otro que podríamos traducir como presentar en papel principal. Tal uso del verbo no se da en el español.

El sustantivo estrella, por extensión, se utiliza como aposición para indicar que alguien o algo destaca sobre el resto, fuera ya del ámbito artístico. De esta manera no sólo existen estrellas del celuloide, la música o la televisión, sino también jueces estrella, políticos estrella, empresarios estrella e incluso productos estrella. Mención aparte merece el deporte y, sobre todo en estos lares, el fútbol, donde sí que hay, presumiblemente, más estrellas que en el cielo. Y también astros carrileros, lanzamientos estratosféricos, regates sidéreos, equipos galácticos o pases cósmicos. Ni que obligasen a los periodistas deportivos a estudiar astronomía.