lunes, 14 de junio de 2010

Elogio a la poesía

Por Ángeles Álvarez Moralejo

Tengo que reconocer que, aunque me apasiona la poesía, debería asumir, como hizo Cervantes en su momento, su sentencia: “Me gustaría tener de poeta la gracia que no quiso darme el cielo”. Cervantes lo expresó con la impotencia de convivir con el Fénix de los Ingenios, Lope de Vega, que fue capaz de escribir diariamente más de 300 versos, ¿ripios? Fuera lo que fuera, fue el más grande en su época y reconocido en vida como pocos lo consiguieron.


Pues bien, en este país que ha dado y continúa dando grandes poetas en todas las épocas, no sería fácil, para una ilusa como yo, ponerme a su altura ni siquiera en los ripios, pues no le llegaría ni a los calcañales; sin embargo, como estamos en una sociedad libre, todos tenemos derecho a hacer nuestros pinitos en todo, eso es humanismo: no debemos dejarnos vencer por nada y tenemos que atrevernos a todo, sólo de esa forma seremos más libres, pues el saber, libera y la ignorancia, esclaviza. Este pensamiento me lo enseñó mi apreciado profesor de literatura en mi época de estudiante en la Universidad de Salamanca, D. Víctor García de la Concha, quien se atrevió, siendo un intelectual, a interpretar el papel de Arzobispo de Toledo en la serie que produjo Televisión Española de Santa Teresa de Jesús, allá por los años 80. No sólo fue guionista de la serie sino que se atrevió a vestir los ropajes y la mitra de arzobispo, claro que para él no debió de ser demasiado difícil, puesto que ya había vestido hábitos. Se ha ido superando a lo largo de su vida, ya lo creo, y pienso que ha sido por ese carácter humanista que tanto insistía en transmitir a todos sus alumnos en la clase, por lo que ha llegado a ser el Director de la Real Academia de la Lengua Española (RAE). ¿Puede alguien de este campo aspirar a algo más alto? Yo no aspiro a tanto, pero no dejo de reconocer que admiro a ese tipo de gente y me siento orgullosa de haber tenido a personas como él en mi formación académica, que en definitiva, es la formación humana.


Pero volvamos al tema que nos ocupa: la poesía. Ya desde los Cantares de Gesta y sus hijos los Romances, hasta la poesía desnuda de los poetas del 27, siempre he sentido fascinación por este tipo de literatura, pues me parece increíble contar tanto y expresar tantos sentimientos con tan pocas palabras y de una manera tan lírica, y que produzca el milagro de ser tan atemporal y universal, en el sentido de que todo el mundo se puede identificar con lo que escribe un poeta como algo personal. Podríamos decir que la poesía condensa toda la economía lingüística en el mundo de la expresión.


Por lo tanto y con permiso de todos los grandes maestros de la poesía, con toda la humildad del mundo y siendo consciente de que a nadie le podría hacer competencia, ahí va uno de mis poemas:





¿Es la complicidad de tu mirada

o son tus gestos?

¿Es el dulce aroma de tu cuerpo

o son tus besos?


¿Qué es lo que me taladra tan dentro?



Aire, viento,

aura, silencio,tiempo,

mar, vuelo,

orilla,

horizonte…


¿Qué es lo que me impide tener tu aliento?



¡Tan lejos en la distancia

y tan cerca en el recuerdo!

Para salir del cenegal

en que me encuentro,

no deseo que nuestras almas

se anuden en el viento,

sino que nuestros cuerpos

se unan sin recelo,

y que formen una esencia

etérea, intangible y perfecta

donde nadie pueda vernos.

(Ausencia)


1 comentarios:

Angie dijo...

¿De verdad es tuyo? Sigue escribiendo poesía, mi niña. Me encanta, es perfecta, me llega... y eso que tampoco soy muy amante de la poesía.
No te olvido.