jueves, 25 de agosto de 2011

Mes de agosto en Madrid

Por Ángeles Álvarez Moralejo

Hace exactamente 25 años que me muevo entre la barahúnda que supone una ciudad como Madrid, ciudad que considero como mía ya que desde el primer momento en el que puse un pie me enganchó y es que Madrid tira mucho, como diría Luis Martín Santos en su obra “Tiempo de Silencio”. Desde entonces jamás la he abandonado, excepto cuando voy a mi tierra natal a visitar a los míos, no como obligación sino por devoción, pues la tierra nativa también tira mucho, o para realizar algún viaje esporádico con el que cultivarme un poco o respirar aires y culturas diferentes.


De todos los meses del año sobre el que siempre me he pronunciado como uno de mis favoritos es agosto ¡y mira que odio el calor!, sin embargo Madrid durante este mes es una ciudad tranquila y semivacía, cuyas calles acogen con cariño a todos los que de alguna manera tenemos que ocuparla por falta de vacaciones. No ha sido así este año ya que ha habido dos eventos con sus sendos acrónimos que han quebrantado esa paz. Por un lado los DRY y por otro, los JMJ. Si bien se identifican con nombres simplificados al máximo, no ha sido así por el número de participantes en los mismos que ha superado cualquier espectativa.


No solo han llenado de bote en bote plazas y calles, sino que las han decorado con pancartas, enseñas, banderas, procesiones y las han amenizado con canciones, música, consignas y griterío.


Unos demandaban soluciones a la crisis y a su precaria situación particular, otros deseaban mostrar al mundo su compromiso religioso, pero en definitiva todos han ocupado los espacios públicos, que nos corresponden a todos, para llevar a cabo sus reivindicaciones.


A los DRY los acabó desalojando el Papa, a los JMJ los convocó el Sumo Pontífice y a todos los protegió o atacó la policía. Los JMJ cumplieron con creces sus objetivos a pesar de que fueron visitados por Lucifer que parece que se unió a la fiesta trayendo todo el fuego del averno donde es el rey indiscutible. ¡Qué calor han pasado los pobres! No obstante lo han soportado estoicamente, ya que más sufrió Jesús en el Calvario –pensaban-. Los DRY están en trámite de solucionar sus peticiones, supongo que si el Papa no les ha ayudado lo más mínimo, tal vez sea el demonio, o vete tú a saber quién, el que les eche una mano, a pesar de que, al parecer, lo tienen un poco crudo.


Este mes de agosto no ha sido tan tranquilo como otros, sin embargo los que nos hemos quedado aquí hemos estado entretenidos, disfrutando de lo lindo con los cánticos, oraciones y ¿por qué no? con el griterío y consignas de los indignados.


Madrid, sea por una razón o por otra, siempre es entretenida e imagino que cada vez lo será más, debido a la gran cobertura de la televisión que ha llevado su imagen a cientos de países. Para tal fin y a pesar de que los ánimos ya se han apaciguado, siempre nos quedará el fútbol para el otoño-invierno que se avecina y eso si se desconvoca la huelga de futbolistas, de lo contrario pasaremos el rato opinando sobre las elecciones del 20-N.

lunes, 1 de agosto de 2011

Un ejemplo a imitar: Superávit municipal

Por Ángeles Álvarez Moralejo

Érase una vez una pequeña aldea, tan pequeña es que sólo tiene tres calles: la Mayor, la del Medio y la Alta, intercomunicadas por una vía secundaría, la calle del Horno. Tan austero es que, incluso, sus calles se identifican bien por la ubicación o bien por el establecimiento donde históricamente se elaboraba el sustento básico para su humilde población: el pan.


Aunque el censo de población establece que tiene 79 habitantes, la realidad es otra, pues supongo que no llegará a la veintena durante esos crudos inviernos en los que el hielo, la nieve y las bajas temperaturas congelan hasta las fuentes que los abastecen de agua. Todo cambia cuando el sol veraniego asoma por entre los tesos e ilumina y calienta su seca tierra. Es entonces cuando todos los que tienen alguna raíz en ese lugar escapan en tropel hacia él y lo llenan de bullicio, risas y fiesta (que para eso están de vacaciones), se van abandonando los excesivos calores de la cercana ciudad de Zaragoza en la que la mayor parte pasa todo el año.


Desde hace 11 años visito con frecuencia dicho pueblo y lo que más me sorprende es que no se trata de un grupo de vecinos que conviven simplemente por la proximidad de su pequeña piña de casas, sino que son una gran familia (al margen de la consanguinidad) que comparte todas las horas del día; bien sea en la calle, en la iglesia o en el bar municipal (pues pocas cosas más se pueden hacer). Además, ellos abren sus puertas a todo el mundo, ya sean paisanos o foráneos; y dado que viven en plena y constante comunidad siempre tienen algo que celebrar: un santo, un cumpleaños, un examen, un aniversario o, simplemente matar el tiempo jugando una partida de guiñote o degustando un café o un chocolate con la buena repostería de la anfitriona de la casa.


Pues bien, este pueblo es noticia para mí, ya que se trata de un ejemplo de lo que debería ser este país, donde la crisis, la corrupción y el desamparo de las instituciones nos tocan a todos en mayor o menor medida. Retascón, que así se llama, goza de superávit en las arcas municipales ¿Milagro? Tal vez. Sin embargo deberían algunos preguntarle a su alcalde cómo lo hace. Un ayuntamiento que no pertenece a ninguno de los grandes partidos políticos que son los que tienen potestad para manejar el cotarro, sino que pertenece a un partido regionalista, para el que, supuestamente, deberían estar limitadas las subvenciones y ayudas estatales, ha conseguido sanear y aumentar sus arcas considerablemente, a modo de ejemplo único, a base únicamente de esfuerzo, dedicación y colaboración de todos. Continuamente está realizando obras nuevas en beneficio de la comunidad: pavimentación, alcantarillado, restauración de su patrimonio histórico, jardines, gimnasio, viviendas municipales; incluso ahora está pensando en instalar una piscina que les alivie de las altas temperaturas estivales, además del cierre de su frontón o pabellón para poder disponer de una amplia instalación cubierta que permita a todos los vecinos y forasteros festejar cualquier celebración.


¿Cómo lo hace Armando (así se llama el alcalde)? Pues sencillamente gestionando con sensatez y honradez; dos conceptos que parecen estar borrados del código deontológico de la mayoría de los políticos. Si el resto de gobernantes actuaran como él, no necesitaríamos mucho más para hacer que este país comenzara a caminar con paso firme.


¡Señores gobernantes, pidan audiencia al Sr. Alcalde de Retascón para que les indique el camino a seguir de cómo se gestiona un ayuntamiento con éxito!



Nota: Si no encuentran este pueblo en el mapa, por favor, pregúntenmelo, estaré encantada de informarles.