miércoles, 30 de mayo de 2012

El día en el que se habló español en Tokyo

Por Ángeles Álvarez Moralejo



El día 26 de mayo de 2012 en Tokyo se habló español, pero español de verdad, sin errores, sin dudas, sin timidez; porque salía del alma. Todos estaban allí, desde los primeros que pusieron la semilla de HE2, hasta los más nuevos, incluso los recién retornados a su país para fraguarse un futuro con la lengua que habían aprendido con tanto esfuerzo.

Fueron llegando poco a poco, yo no me  podía creer el hecho de verlos allí y no entrando por la puerta de la escuela puntualmente como es su costumbre; no, estaban en su ciudad y querían pasar un rato conmigo. Yo que los había hecho sufrir tanto en las clases a fin de que aprendieran la lengua, a fin de que adquirieran el máximo nivel posible, a fin de que fueran los mejores en lo suyo. Sin embargo parece que no me guardan rencor y me quieren, transmitiéndome ese calor de amistad que todos necesitamos sobre todo cuando estamos lejos de nuestro espacio y ambiente.
Puede parecer una paradoja, en un país en el que el contacto físico no existe, pues bien tengo que decir que mis exalumnos me abrazan, besan y tocan para compensar las palabras que les faltan a la hora de trasladarme su cariño. Eso también lo aprendieron en España.

Fue una fiesta española, con tapas españolas realizadas por un cocinero español, no faltaba el jamán ibérico, ni en queso de oveja, ni la morcilla de Burgos y por supuesto todo estaba regado con buenos vinos tintos y blancos de denominaciones de origen españolas, todo a la usanza española.

No estaban todos los que son ni son todos los que estaban, debido al aforo no podíamos ser más de 50 personas, pero se completó el cupo, aunque se permitió que se incrementara el número levemente.
Hubo palabras de agradecimiento, sorpresas, fotos, sorteo, risas, comentarios, recuerdos, ¡muchos recuerdos!

Jamás olvidaré esa gran noche española en Tokyo rodeada de tanta gente que me recuerda y a la que siempre llevaré en mi corazón.

Viaje a Japón

Por Ángeles Álvarez Moralejo
 Queridos amigos japoneses:

De vuelta a mi cruda realidad no quiero que pase ni un momento más para enviaros este mensaje de agradecimiento a todos los amigos de Hispania Estudio-2 que estáis al otro lado del mundo geográficamente, pero muy cerca de nosotras humanamente. Me lo habéis demostrado, una vez más, con vuestra cálida acogida allí en vuestro país.
"Tras la tempestad viene la calma" dice un proverbio en este país, sin embargo todavía no he puesto los pies en  el suelo. Estuve volando durante los 12 días que conviví con vosotros y todavía lo sigo haciendo. Creo que poco a poco volveré a mi santo ser. De todas formas he recibido el mejor de los regalos de mi vida con esta visita a Japón. Me lo habéis hecho tan fácil, tan bonito, tan gratificante... que difícilmente saldré de esta especie de sueño en el que he estado metida.
Habían pasado ya 14 años desde que fui por primera vez a Japón, sin embargo en esta ocasión mi experiencia ha sido totalmente diferente, pues he realizado un curso de inmersión total dentro de ese mundo tan diferente al nuestro, pero que me atrae poderosamente por todo lo que tiene de positivo. Tenéis un país fantástico, debéis estar orgullosos de ello. Me ha fascinado el respeto, la cortesía, la amabilidad, el orden, la puntualidad, la seriedad y el silencio de una sociedad claramente a imitar.
Esa ciudad metálica que es Tokyo, condensa en sí misma el espíritu de lucha, trabajo y esfuerzo de los japoneses. ¿Cómo es posible que sigan apuntando al cielo esos enormes rascacielos tras ser zarandeados continuamente con movimientos sísmicos? ¿Un milagro? No, son el resultado de una fuerte lucha frente a una naturaleza sin piedad que os amenaza frecuentemente. Pienso que es un ejemplo de cómo el hombre puede hacer frente a lo que parece invencible.
Cuando fui por primera vez, contemplando la ciudad desde la Torre de Tokyo me pareció un lugar totalmente inaccesible, yo dije que "era un puzzle descolocado"; por eso en este viaje tenía un reto personal: moverme yo sola por ese aparente caos. Realmente fue una aventura bajar al subsuelo, coger el metro y mezclarme con esa vorágine de personas, carreras, horas punta, confusiones (por mi parte que no por la de ellos) ¡Fantástico! Lo conseguí, pero debo reconocer que no fue nada fácil, no obstante en mi caso tenía siempre al otro lado de mi móvil una voz amiga que me servía de guía; de otra manera habría sido casi imposible.
A pesar de ese color metálico que tiene la ciudad en la superficie, cuando te pierdes por sus calles el colorido es inmenso: anuncios por todas partes, luces de neón multicolores por las noches, edificios que que más bien pertenecen a otras galaxias o que han salido de los "manga". Es como vivir dentro de una película de ciencia-ficción.
Me parece increíble que podáis adaptaros a nuestra vida cuando venís a España, perteneciendo a mundos tan dispares; sin embargo siempre he tenido y mantengo la opinión de que entre los dos países debe de existir un lazo común ¿Cuál? No sé, pero sería cuestión de investigarlo. Yo también me he sentido allí como pez en el agua.
Muchas gracias a todos y no olvidéis que en España tenéis a dos amigas que os admiran y respetan.